La Soberanía de Dios y la Libertad Humana convergen de la misma manera en que el personaje de un libro, con sus propias acciones, desemboca en la intención y plan que tuvo el autor desde el principio al escribirlo. No importa lo que decida el personaje, lo que haga o las vicisitudes que viva, el autor es el que estableció el final, y todo lo que ha sido hecho fue porque él lo trazó así. Un personaje, por más antagónico que sea, servirá y cumplirá el deseo y los intereses que tuvo el autor al colocarlo en escena.
El antagonista será utilizado para forjar el carácter del protagonista. Esto no les quita libertad a los personajes en general, pero esa libertad fue trazada en el marco máximo establecido y compuesto por el autor. Algunos, criticando este aspecto, dicen que: “reconocer la soberanía de Dios significa excluir la responsabilidad humana; cuando la verdad es que la responsabilidad humana se basa en la soberanía Divina, y es el resultado de la misma” (A.W. Pink). O, como C.S. Lewis explicó: “En Hamlet se rompe una rama y Ofelia cae al río y se ahoga. ¿Ocurre el suceso porque se rompe la rama o porque Shakespeare quiere que Ofelia muera en esa escena? Puedes elegir la respuesta que más te guste, pero la alternativa no es real desde el momento en que Shakespeare es el autor de la obra entera”.
Podemos preguntarnos: ¿Es el hombre que por sus propias e independientes decisiones alcanza su salvación, o Dios quiso que él fuese salvado en Cristo por su sola gracia soberana? Esta pregunta no tiene sentido si vemos que Dios es el Creador, Gobernador y Sustentador de la vida, tiempo, espacio, destino y voluntad de todas las criaturas. Al considerar esto primero, podremos responder mejor todas las preguntas que se planteen. Obviamente, la segunda pregunta, a la luz de esta verdad, es la correcta y la que tiene una respuesta positiva.
Dios es el Escritor de esta gran obra literaria y teatral (metafóricamente hablando), y aunque hayan improvisaciones (ya previstas e incluidas en su mente Omnisciente) de sus personajes, todo se dirige al gran final y cumplimiento que Él estableció de antemano desde antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4). Este Escritor es un Autor de Amor, Santidad y Justicia, por lo cual toda su obra está gobernada por su Naturaleza Santa, Justa y Amorosa. Todo estuvo en su infinita mente antes de ser hecho.
¡Oh! Alabemos al Dios Soberano y cantemos: “En tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas”. Salmo 139:13
Tú no entiendes lo que estás viviendo. Tu mente no alcanza a comprender a donde te llevaran las vicisitudes presentes. Ten en cuenta que estás en el capítulo uno de la Historia. Cuando llegues al desenlace te darás cuenta que todo contribuyó para tu bien y la gloria de Dios. No comprendes el hoy ni vislumbras el mañana, pero tu esperanza yace en que hay Uno que tiene el libro completo, hay Uno que tiene en sus manos el manuscrito terminado de toda la Historia del Universo, y aunque no disciernes las partes y sucesos de esta narración Él, como un autor, ve y gobierna cada parte del relato, porque tiene el todo finalizado. Él sabe el fin porque tiene la historia en sus soberanas manos. “Nuestras vidas no son el producto de un destino ciego, ni el resultado de la suerte caprichosa, sino que cada detalle de las mismas fue ordenado por el Dios viviente y soberano” (A.W. Pink).
Dios es el Escritor de esta gran obra literaria y teatral, y aunque hayan improvisaciones (ya previstas e incluidas en su mente Omnisciente) de sus personajes, todo se dirige al gran final y cumplimiento que Él estableció de antemano desde antes de la fundación del mundo.
Podemos entonar con los niños: ¡Él tiene todo el mundo en sus manos pues todo fue hecho por Él!
Pero nunca olvides tu responsabilidad individual como personaje de esta obra magna de Dios. Vive tu vida a la luz de estas dos grandes verdades; que tus acciones le den la gloria solamente a Él y que tus decisiones, impulsadas y direccionadas por su santa pluma, te guíen a Jesucristo en arrepentimiento. ¿Quién sabe que antes de empezar a escribir, Dios ya haya pensado que tú, un personaje malvado, serías convertido en uno de sus personajes privilegiados, y esto por la sangre de Cristo?
Y tú, pecador, no te quejes por no tener lo que no deseas, no pienses en echarle la culpa al Divino Escritor. Recuerda que son tus mismas acciones las que te han hecho lo que eres. Tú recuerdas ese día en que pensaste iniquidad, ese momento en el que planeaste tu pecado, ese instante en el que ejecutaste el pensamiento de tu malvado corazón. ¿Pensaste acaso que el Autor no utilizaría tus maldades para realzar su Gloria en beneficio de sus personajes principales, y que además te dejaría impune de tus malas obras?
Oh, arrepiéntete, quizás estás a tiempo de ir a Jesucristo, en quien solamente hay salvación (Hechos 4:11-12). Ve, y no serás rechazado:
“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera”. Juan 6:37
“…el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”. Apocalipsis 22:17
Ve, y de seguro serás bienvenido y muy amado. Mira a Cristo crucificado, confía en Él y serás salvado. Pero si piensas que el que Dios sea el Autor de la Historia te excusa de tus pecados, estás equivocado. Recuerda su justa sentencia:
Nunca olvides tu responsabilidad individual como personaje de esta obra magna de Dios. Vive tu vida a la luz de estas dos grandes verdades; que tus acciones le den la gloria solamente a Él y que tus decisiones, impulsadas y direccionadas por su santa pluma, te guíen a Jesucristo en arrepentimiento.
“¿Qué, pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria…”Romanos 9:14-23
Diseñador Gráfico. Teólogo amateur. Pecador salvado por gracia.
Director y Fundador de Antorchas de la Fe
Somos una organización cristiana interdenominacional y sin fines de lucro que busca glorificar a Dios y edificar a la iglesia por medio de la creación de contenido digital Cristocéntrico y relevante, enfocados en problemáticas actuales, doctrina e historia. De la mano con esto, promovemos la realización de eventos y conferencias que sirvan como plataformas de comunión y discipulado para la iglesia en general.