Nosotros
Avivando corazones para Cristo hoy
En esta sección descubrirás cómo Antorchas de la Fe trabaja para glorificar a Dios, fortaleciendo la iglesia y creando contenido que ilumina doctrinas, historia y desafíos actuales, siempre con un enfoque centrado en Cristo.
Unidos en la fe para glorificar a Dios
Conoce al equipo apasionado que impulsa nuestra misión.

Benjamin Figueroa
Director General
Benjamin es Fundador de Antorchas de la Fe y contribuye en el área de diseño gráfico, edición de video, y con su mayor pasión: la escritura.

Leonora Figueroa
Directora Creativa
Leonora es reconocido por su creatividad y grandes dotes para el marketing digital y la creación de contenidos, y su habilidad para organizar eventos transformadores.
Laura Jiménez
Especialista en Comunicaciones
Laura se destaca por su experiencia en estrategias digitales y soluciones innovadoras.
Jorge Castillo
Director de Visión
Jorge lidera con excelencia, guiando la misión con visión estratégica y fe sólida.
Lo que creemos
El Dios Trino
Creemos en un Dios eterno, todopoderoso, trascendente e inmanente, la fuente de todo bien y perfección. Este único Dios existe en tres personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Aunque son tres personas distintas, comparten una misma esencia, naturaleza, dignidad y deidad, disfrutando de amor, deleite y comunión perfectos entre ellas. No hay otro dios aparte de este Dios único, vivo y verdadero, cuyo carácter tiene como fundamentos la santidad y el amor. Él creó todo lo existente, visible e invisible, para su gozo y la felicidad de sus criaturas, siendo digno de adoración y gratitud. Dios es el dueño del tiempo y del espacio, y nada escapa a su conocimiento y dominio, gobernando y sosteniendo toda la creación con infinita sabiduría.
La Creación del Hombre
Creemos que los seres humanos fueron creados a imagen y semejanza de Dios. La humanidad comenzó con una pareja inicial, Adán y Eva, quienes eran iguales en dignidad y bendición, pero diferentes en roles. Su relación complementaria (espiritual, emocional y sexual) reflejaba las virtudes y el amor del Creador. Fueron creados perfectos y recibieron el mandato de gobernar la creación bajo la autoridad divina, dirigiéndola en armonía con la voluntad de Dios y disfrutando de una felicidad indescriptible.
La Caída
Creemos que Dios, en su amor y sabiduría, otorgó al hombre la capacidad de elección, para que pudiera amar y seguir a su Creador libremente, advirtiéndole de las consecuencias de sus decisiones. Sin embargo, Adán desobedeció el mandato divino, distorsionando la imagen y semejanza de Dios en la que fue creado. Esto lo llevó a perder su condición original, transmitiendo esta corrupción y pecado a toda la humanidad. Esta catástrofe fue instigada por Satanás, el primer ser en rebelarse contra Dios, quien engañó a Eva, y ella, a su vez, influenció a Adán. Como resultado, la humanidad sufrió una ruptura en su relación con Dios, dio paso a la muerte y cayó en un estado de rebelión contra el estándar divino. Sin embargo, Dios prometió un Redentor para rescatar a la humanidad de esta caída.
La Biblia
Creemos que Dios se reveló a través de hombres en diferentes épocas y contextos, guiándolos para que registraran su revelación en las Escrituras. Estas escrituras fueron preservadas del error, sirviendo como medio para dar a conocer el carácter y la voluntad de Dios, y revelando progresivamente su plan redentor. La Biblia, compuesta por 66 libros divididos en Antiguo y Nuevo Testamento, es la Palabra de Dios, divinamente inspirada, inerrante y totalmente autoritativa. Su tema central es Jesucristo, el Hijo de Dios.
La Salvación
Creemos que Dios, desde la eternidad, ideó un plan de redención para la humanidad. Este plan fue revelado progresivamente en las Escrituras y culminó con el envío de su Hijo, la segunda persona de la Trinidad, para rescatar a los descendientes de Adán y Eva.
Jesucristo
Creemos que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios. La segunda persona de la Trinidad tomó forma humana al nacer de María, una mujer judía, para compartir la experiencia humana sin pecado. Jesús vivió en perfecta obediencia a la Ley de Dios, haciendo el bien y llamando al arrepentimiento. Su muerte sacrificial fue sustitutiva, tomando la condenación que merecía la humanidad. Resucitó al tercer día, ascendió al cielo y actualmente intercede por nosotros como Sumo Sacerdote y Abogado. Jesucristo es totalmente Dios y totalmente hombre, el único medio de salvación para la humanidad.
El Evangelio
Creemos que el Evangelio es la Buena Noticia de Jesús, centrada en su vida, obra, muerte, resurrección y ascensión. Estas verdades son históricas, bíblicas y apostólicas, fundamentos de la verdadera teología y fuente de transformación personal.
Centralidad de la Cruz
Creemos en la centralidad de la Cruz como el acto supremo de amor y obediencia de Jesús. En la Cruz se evidencian la justicia y la gracia de Dios, pues Jesús voluntariamente se humilló, renunciando a su posición divina, para dar su vida en sacrificio por la humanidad.
Justificación por la Fe
Creemos que la obediencia y muerte de Jesús pagaron completamente la deuda que la humanidad tenía ante la justicia de Dios. Jesús tomó el castigo merecido por nosotros, reconciliándonos con el Padre. Cualquier persona que confíe en Jesucristo es declarada justa ante Dios, recibiendo la obediencia perfecta de Jesús como suya. Este proceso de justificación es totalmente por gracia divina, sin mérito humano, y produce en los creyentes un anhelo por obedecer a Dios y vivir conforme a su voluntad.
Obra del Espíritu Santo
Creemos que el Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad, aplica la salvación a los creyentes. Enviado por el Padre y el Hijo, el Espíritu Santo glorifica a Jesucristo, habita en los creyentes, intercede por ellos, los regenera, santifica y los conforma a la imagen de Cristo. Además, capacita a los creyentes para compartir el Evangelio y edificarse mutuamente. Es la garantía y anticipo de las promesas eternas de Dios.
La Iglesia
Creemos que la Iglesia es el pueblo de Dios bajo el Nuevo Pacto, el cuerpo y edificio espiritual de Cristo. Es universal, compuesta por creyentes redimidos y regenerados de todas las culturas, razas e idiomas. La Iglesia es la novia de Cristo, su tesoro valioso, y se caracteriza por el amor a Dios, el amor mutuo y el amor por los perdidos. Se manifiesta en iglesias locales fieles alrededor del mundo, siendo cada creyente miembro funcional del cuerpo de Cristo.
El Bautismo y la Cena del Señor
Creemos que el Bautismo y la Cena del Señor son las dos ordenanzas dejadas por Jesús para su Iglesia. El Bautismo simboliza la identificación del creyente con la muerte y resurrección de Cristo, mientras que la Cena del Señor es un recordatorio de su sacrificio y una expresión de la comunión entre los creyentes, proclamando su muerte hasta que Él regrese.
La Gran Comisión: El Discipulado y las Relaciones
Creemos que la misión principal de la Iglesia es cumplir la Gran Comisión de Jesús: hacer discípulos de todas las naciones. Este discipulado se lleva a cabo en un contexto de relaciones genuinas, siguiendo el ejemplo de Jesús, combinando enseñanza sólida con amor y preocupación auténtica por las personas.
La Iglesia Local
Creemos que las iglesias locales son comunidades de creyentes en cada ciudad o región. Son la expresión visible de la Iglesia universal e invisible, y el lugar donde los cristianos desarrollan su vida comunitaria, ejercen sus dones espirituales y se edifican mutuamente. La iglesia no es un edificio, sino la reunión de los creyentes que reflejan la unidad y el amor de Cristo.
El Retorno de Jesucristo y la Resurrección de Todas las Cosas
Creemos que Jesús regresará por su pueblo, estableciendo su reino eterno, donde todas las promesas de salvación se cumplirán plenamente. Aunque hay diferentes interpretaciones sobre los eventos que rodean su regreso, lo más importante es vivir preparados, aguardando con amor y esperanza su retorno. En su venida, Jesús redimirá toda la creación, eliminará el mal y juzgará con justicia, renovando todas las cosas con su santidad y belleza. Su regreso es nuestro consuelo presente y nuestra motivación para cumplir la misión que nos ha encomendado.
Gracias a Antorchas de la Fe, mi comprensión de la Palabra de Dios ha crecido enormemente.
Lucas Martínez
Pastor y Conferencista