El 31 de octubre se cumplen 505 años de lo que se considera el comienzo de la Reforma Protestante. Son 505 años desde que el monje alemán Martin Lutero (1483 – 1546) clavó las 95 tesis, que encenderían la llama de la Reforma, en las puertas de la iglesia de Wittenberg en el 1517.
Lutero había comenzado algunos años antes a denunciar las enseñanzas que no encuadraban en la Palabra de Dios, en especial y con un fuerte rechazo a la venta de indulgencias, y desafió la autoridad papal predicando que el Papa no es la cabeza de la iglesia y que la Salvación es solo por Gracia, por medio de la Fe; tradujo también la Biblia al alemán para que la gente común de la época la pudiera leer. Él solía decir: “La iglesia no debe determinar lo que enseña la Escritura, sino la Escritura debe determinar lo que enseña la iglesia”.
Lutero, no fue el único ni el primero en aferrarse a la autoridad de las Escrituras y desafiar a los líderes religiosos de turno, antes de él sobresalen especialmente 4 hombres conocidos como los pre-reformadores: Pedro Valdo quien nació el año 1140 en Francia y murió en 1205. Era el hombre más rico de la ciudad, pero aún así decidió vender todo lo que tenía para ayudar a los pobres e invertir en la traducción bíblica. Fue un hombre fiel a las Escrituras, desafío a la jerarquía y fue excomulgado. Se dedicó a predicar itinerantemente mientras vendía joyas y otras mercaderías para no ser descubierto por quienes lo perseguían. Pedro Valdo solía decir: “Tenemos una piedra preciosa tan brillante, que su luz permite ver a Dios; y tan radiante que puede encender el amor de Dios en el corazón del que la posee. Es lenguaje figurado, pero lo que decimos es la pura verdad.”
Un poco más tarde encontramos a Jhon Wycliff, nació en 1320 en Inglaterra y murió en 1384. Fue teólogo, traductor bíblico (tradujo la vulgata latina al inglés), fiel a las Escrituras, se opuso al Papa y lo condenaron postmortem. Quizás su vida se puede resumir en una de sus frases más conocidas: “Mi intención es traducir la Biblia para que todo hombre en Inglaterra pueda leer en su propia lengua y conocer por sí mismo las obras maravillosas de Dios”.
Jhon Huss nació en la actual República Checa en el año 1370 y murió en 1415. Fue teólogo y filósofo, leal a las Escrituras, de igual manera desafío al Papa, fue condenado por herejía y enviado a la hoguera. Se dice que algunos instantes antes de morir dijo: “Vas a asar un ganso, pero dentro de un siglo te encontrarás con un cisne que no podrás silenciar.”
En 1455 nació en Italia, Girolamo Savonarola, murió en 1498. Fue predicador, tenía un mensaje fuerte contra el lujo, una de sus frases nos muestra el tenor de su predicación: “No vendáis, ni compréis, las cosas espirituales que deben recibirse y darse, únicamente por amor a Dios”. Predicó contra el papado a quien desafío constantemente. Fue excomulgado, preso y condenado a la hoguera.
Después de Lutero, Dios levantó otros hombres fieles: Ulrico Zwinglio (Suiza, 1484 – 1531), Martin Butzer (Alemania, 1489 – 1551), Guillermo Farel (Francia, 1489 – 1565), William Tyndale (Inglaterra, 1496 – 1561), quien tradujo la Biblia al inglés desde los idiomas originales, y por este “gran delito” fue declarado hereje y condenado a la hoguera. Tyndale dijo: “Desafío al papa y todas sus leyes; y si Dios me permite, algún día haré posible que el hombre que maneja el arado en Inglaterra, sepa más de la Escritura que el papa mismo.” Menno Simons (Holanda, 1496 – 1561), Felipe Melanchton (Alemania, 1497 – 1560). Juan Knox (Escocia, 1514 – 1572), El reformador de Escocia y fundador de la Iglesia Presbiteriana, quien oró a Dios: “Dame Escocia o me muero.” Teodoro de Beza (Francia, 1519 – 1605), por mencionar algunos.
Y si bien esta no es una lista exhaustiva de todos los reformadores, sería muy injusto si no mencionara al que fue, junto a Lutero, el otro gran reformador, me refiero a Juan Calvino (Francia, 1509 – 1564), quien no solo fue un gran teólogo y filósofo, sino que también revisó y publicó la Biblia de Ginebra (francesa) en 1564.
Ante la proximidad de su muerte, Calvino redactó en su testamento: “Doy testimonio de que vivo y me propongo morir en esta fe que Dios me ha dado por medio de Su Evangelio, y que no dependo de nada más para la salvación que la libre elección que Él ha hecho de mí. De todo corazón abrazo Su misericordia, por medio de la cual todos mis pecados quedan cubiertos, por causa de Cristo, y por causa de Su muerte y padecimientos. Según la medida de la gracia que me ha sido dada, he enseñado esta Palabra pura y sencilla, mediante sermones, acciones y exposiciones de esta Escritura. En todas mis batallas con los enemigos de la verdad no he empleado sofismas, sino que he luchado la buena batalla de manera frontal y directa”.
Es casi imposible en un breve artículo poder describir todo lo que provocó la reforma protestante, no solo en el mundo religioso, sino también a nivel social, económico, académico y político. Algunas de las principales enseñanzas en las cuales enfatizaron los reformadores tienen que ver con recuperar los valores del cristianismo primitivo, por ejemplo, poner a Dios revelado en Cristo en el centro de la vida y pensamiento de la Iglesia. La iglesia no se trata de las personas, ni de dinero, ni poder, ni influencia, si no del Señor. Los reformadores no reconocen a las autoridades de la Iglesia católica romana, considera a La Biblia como la única fuente de autoridad respecto a la fe y la práctica, sólo la fe en Jesucristo y Jesucristo solo como el único camino de salvación para las almas perdidas. Consideraron que las Sagradas Escrituras pueden ser interpretadas libremente por todos los creyentes, no aceptaron la veneración de las imágenes ni el purgatorio, rechazaron la inmaculada concepción de María y su asunción en cuerpo y alma a los Cielos, afirmaron que Jesucristo es el único Mediador entre Dios y los creyentes, y que este no posee una jerarquía eclesiástica, sólo referentes espirituales, haciendo un énfasis en el sacerdocio universal de todos los creyentes.
“Porque yo les entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” 1 Corintios 15:3,4.
Pablo no solo conocía el Evangelio, Pablo predicaba el Evangelio. Esto debería ser obvio, pero lamentablemente, no lo es. Hay personas que están todo el día debatiendo sobre doctrinas secundarias, pero nunca predican el Evangelio. Los reformadores no fueron simplemente eruditos con cabezas grandes llenas de conocimientos, ellos fueron personas que amaron a Cristo, amaban Su Evangelio, y que tenían una gran pasión por la Gloria de Dios. El Evangelio se trata de Cristo y sólo de Cristo, por eso Dios demanda que pongamos nuestra FE (nuestra confianza en Él), porque es el único mensaje por el cual podemos ser sabios. Cristo murió por nuestros pecados, no María, ni los ángeles, ni el Papa, ni el pastor, ni un misionero… Cristo fue sepultado, Cristo resucitó, Cristo intercede hoy por Sus redimidos. ¡Todo se trata de Cristo, Cristo es Dios hecho hombre por eso lo adoramos! ¡Todo conforme a las Escrituras! Estos hombres que amaban a Cristo y Su Evangelio, empezaron algo que no terminó, la reforma protestante comenzó hace más de 500 años, pero no ha terminado aún.
Dice la famosa frase en latín: “Ecclesia reformata, semper reformanda secundum verbum Dei”, esta frase significa: “La iglesia reformada, siempre siendo reformada de acuerdo a la Palabra de Dios”, y esa es una de las verdades más hermosas y profundas que se ha desprendido de la Reforma Protestante. Todo lo que la Palabra de Dios hizo en la Reforma Protestante a través de hombres fieles, valientes y con convicciones firmes, es necesario que lo siga haciendo ahora.
“Ecclesia reformata, semper reformanda secundum verbum Dei”. La iglesia reformada, siempre siendo reformada de acuerdo a la Palabra de Dios.
Hoy mas que nunca necesitamos volver a aferrarnos a la suficiencia de las Escrituras. Aferrarnos a la suficiencia de Cristo como Salvador. Predicar a viva voz que la Gracia de Dios es suficiente. Que solo la Fe en Cristo es suficiente para la Salvación, y que Dios no necesita de nuestras obras. ¡La suficiencia de Su Gloria como motivo para vivir! La Reforma aún no ha terminado.
Necesitamos pastores que amen a Cristo y Su Palabra por sobre todas las cosas. Hoy los pastores están más preocupados por su imagen y popularidad que por ser fieles a las Sagradas Escrituras. Necesitamos pastores que amen a los perdidos, y que prediquen el Evangelio sin diluirlo. Que disciplinen a las personas que tienen mucho dinero y a los pobres por igual, que no hagan favoritismos entre las personas. Que no les tiemble el pulso para defender la sana doctrina, necesitamos pastores humildes que puedan ser corregidos y enseñados.
Necesitamos volver a predicar expositivamente, necesitamos que los predicadores recuerden, crean y enseñen que la verdad principal del texto debe ser el corazón del sermón. Necesitamos volver a predicar todo el consejo de la Palabra de Dios, no solo lo que nos gusta, no solo los pasajes que manejamos con cierta comodidad. Necesitamos volver a los mensajes Cristo-céntricos, no todo texto habla de Cristo, pero toda la Palabra apunta a Él. Cada sermón debe ser una oportunidad para que la gente conozca más a Cristo, que ame más a Cristo, que vea cuan hermoso es Cristo para que cada día ame y busque más la Santidad, que abandonen su pecado, y no solo eso, sino que deteste pecar con todo su corazón. Debemos mostrar cuán asqueroso es el pecado para que la gente odie pecar y vea en Cristo la hermosura de Su Santidad.
Los grupos de alabanza deben tener la motivación de exaltar a Cristo y no a ellos mismos. Deben cantar canciones que hablen de los atributos de Dios, del glorioso Evangelio y de la persona de Cristo. No debemos cantar canciones antropocéntricas que tratan de nosotros mismos, no debemos entretener a las personas, no somos un circo, ¡no es un show! Somos un pueblo de pecadores que fueron comprados con la Sangre inocente de Cristo, no podemos simplemente cantarle a nuestro Salvador canciones semejantes a las que cantaría cualquier mundano a la que le atrae. Debemos cantar teología, doctrina, cantar con el entendimiento. Las iglesias están más preocupadas por los no creyentes que visitan la reunión, que por los creyentes que son parte de la iglesia. Las letras deben ser bíblicas y no letras sin sentido para que salten los adolescentes. Dejemos de invitar al Espíritu Santo a las reuniones como si Él no fuera el Dios Omnipresente. Dejemos de imitar al mundo, y de ofrecer fuego extraño al Santo Dios.
No vamos a encontrar en la Biblia un solo ejemplo de ministerio juvenil, sin embargo, el “grupo de jóvenes”, es el mayor énfasis en la gran mayoría de las iglesias. Estamos más preocupados de que vengan y participen del evento de turno, que de que conozcan a Cristo. Gastamos dinero en pizza, gaseosas, premios y decoración porque queremos atraerlos y divertirlos, pero al atraerlos por medios carnales, debemos mantenerlos con métodos carnales. La mayoría de los jóvenes que son parte de los ministerios de Jóvenes, no conocen nada de la Biblia. Ponemos a liderar a otros jóvenes que a veces son más inmaduros que los jóvenes que invitamos. Muchas veces los “Ministerios de Jóvenes” parecen una iglesia dentro de la iglesia, con otras alabanzas, otras actividades, otra doctrina, otras costumbres. Hay jóvenes que vienen toda la vida al grupo de jóvenes, pero nunca vienen al culto dominical, y lo peor es que creen que son parte de una congregación.
Al igual que a los jóvenes, tenemos que enseñar Biblia y teología a los niños. Desde bien pequeños el mundo los está bombardeando con sus mensajes seculares, casi todo lo que aprenden en la escuela, con sus amigos, y en el internet es contrario a la Palabra de Dios. A nuestras iglesias vienen niños de familias en situaciones horribles, con violencia, adicciones y abuso, y nosotros les contamos historia y les hacemos colorear un dibujo. En la mayoría de las clases de niños no hay Evangelio, y con gran frecuencia los maestros o maestras no tienen una vida de compromiso con Cristo, y en ocasiones apenas una jovencita visita la iglesia, en corto tiempo se la designa para que enseñe a los niños.
La gran mayoría de las iglesias nunca hablan de la necesidad de misioneros, no hablan de los millones que aún no han escuchado el Nombre de Jesús, no hablan de los 1500 millones de personas que ni tienen la Biblia completa en su idioma, no hablan de los 1600 idiomas que no tienen ni un solo versículo de la Biblia traducido. La gran mayoría de las iglesias no ofrendan a misiones, no hacen viajes misioneros cortos para que aquellos interesados puedan tener una experiencia, y si los hacen, se parecen más a una experiencia turística de bajo costo que a un viaje misionero, envían a jóvenes que a veces ni cristianos son, que no conocen la Palabra, no conocen el Evangelio y que lo que tienen no es un “espíritu misionero” sino un “espíritu aventurero.” Las naciones y los pueblos no alcanzados no necesitan “hippies”, necesitan teólogos, predicadores y siervos del Señor que les prediquen el Evangelio de la Gracia de Dios. La mayoría de las iglesias no oran por misioneros, ni los pueblos no alcanzados, ni por la iglesia perseguida. La gran mayoría de las iglesias están enfocadas en sí mismas, en su comodidad y presupuestos.
Nuestros jóvenes están en relacionamiento con no creyentes, y lo peor es que hay cristianos que ni saben que eso es pecado. Los matrimonios en las iglesias se están divorciando a la misma velocidad que los matrimonios entre no cristianos. Ya no nos asusta escuchar sobre adulterio, violencia, pornografía, falta de interés, falta de intimidad entre los cónyuges. Es muy raro ver familias sanas en las iglesias, ya no es común ver un matrimonio con sus hijos adorando al Señor, es más común escuchar sobre homosexualismo en la iglesia que de familias sanas y matrimonios felices. Los cristianos modernos han comprado las ideas del mundo, y ya no quieren tener muchos hijos, algunos ni quieren casarse. Los hombres no toman en serio su liderazgo, ya no dan la vida por sus esposas como Cristo hizo. Los hijos se crían solos, pasan todo el día con el celular, jugando videojuegos, o mirando videos en YouTube, y la mayoría de las familias no saben lo que es un culto familiar y por ende no tienen uno. Antes las familias cristianas se reunían alrededor de la Biblia, luego pasaron a reunirse alrededor de la enciclopedia, luego pasaron a estar en frente a la televisión, y ahora cada cual está por su lado con su celular.
En muchos seminarios ya no se enseña teología, en el mejor de los casos se enseña la Biblia como si los estudiantes estuvieran en una iglesia, hacen devocionales y hablan de cómo organizar campamentos para jóvenes. Al seminario teológico no se va a conocer la Biblia, para eso está la iglesia local, al seminario se va a aprender teología para prepararse para el ministerio. La mayoría de los estudiantes no conoce a los reformadores, ni a los grandes teólogos, ni las corrientes teológicas, ni tienen idea de los grandes debates teológicos que se han dado a lo largo de la historia, no conocen a los puritanos, y no pueden argumentar en los debates sobre doctrina, porque irónicamente, en los seminarios teológicos modernos se les enseña a no pensar.
“Después de pasar por Anfípolis y Apolonia, Pablo y Silas llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, entró según su costumbre, y por tres días de reposo discutió con ellos basándose en las Escrituras, explicando y presentando evidencia de que era necesario que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos, y diciendo: Este Jesús, a quien yo les anuncio, es el Cristo. Algunos de ellos creyeron, y se unieron a Pablo y a Silas, junto con una gran multitud de griegos temerosos de Dios y muchas de las mujeres principales. Pero los judíos, llenos de envidia, llevaron algunos hombres malvados de la plaza pública, organizaron una turba y alborotaron la ciudad. Asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. Al no encontrarlos, arrastraron a Jasón y a algunos de los hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Esos que han trastornado al mundo han venido acá también; y Jasón los ha recibido. Todos ellos actúan contra los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús. Y alborotaron a la multitud y a las autoridades de la ciudad que oían esto” Hechos 17:1-8.
El contexto de este pasaje se marca que es el 2do viaje misionero del Apóstol Pablo. En el texto podemos observar que Pablo tenía la costumbre de ir a la sinagoga del lugar que visitaba si es que existía una allí. Vemos que Pablo discutía basándose en las Escrituras, explicando y dando evidencias de que Jesús es el Cristo. Pablo y Silas predicaban SÓLO A CRISTO según LAS ESCRITURAS. En el texto vemos que algunos creyeron y que otros no, de hecho, los que no creyeron tuvieron envidia y se opusieron, se pusieron violentos y llevaron a los cristianos que encontraron ante las autoridades. Y es ahí, frente a las autoridades, que aquellos que se opusieron al Evangelio dieron uno de los testimonios más exactos de lo que es un cristiano.
Han trastornado el mundo entero, actúan contra los decretos del César y dicen que hay otro Rey (Jesús). Esto es precisamente lo que pasó siglos después, en lo que conocemos como la Reforma Protestante. Lo que hicieron los reformadores no fue más que repetir la historia que se debe seguir repitiendo: Cristianos, que, basándose en las Escrituras, predican a Jesús, trastornan a la sociedad que los rodea, cristianos que no se someten a los tiranos de turno, y que proclaman que serven a otro Rey.
Dios no te promete que todo va a ser color de rosa, pero Él es Digno de toda tu confianza, amor, fidelidad y esfuerzo, Él se merece toda la gloria, ¡Él se merece que lo representen dignamente en medio de esta generación!
“Para que sean irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo, sosteniendo firmemente la palabra de vida” Filipenses 2:15,16a.
Independientemente de nuestra denominación o tradición cristiana, si estamos en Cristo, podemos decir confiadamente que venimos de la Reforma, somos sus descendientes y debemos seguir levantando en alto aquella frase: “Ecclesia reformata, semper reformanda secundum verbum Dei”, la iglesia reformada, siempre siendo reformada de acuerdo a la Palabra de Dios, porque la Reforma aún no ha terminado.
Pastor de la Iglesia Bíblica Gracia.
Casado con Deltha, tienen cuatro hijos.
Estudió Teología Pastoral y sirve a tiempo completo en Ciudad del Este, en un contexto multicultural.
Somos una organización cristiana interdenominacional y sin fines de lucro que busca glorificar a Dios y edificar a la iglesia por medio de la creación de contenido digital Cristocéntrico y relevante, enfocados en problemáticas actuales, doctrina e historia. De la mano con esto, promovemos la realización de eventos y conferencias que sirvan como plataformas de comunión y discipulado para la iglesia en general.
3 Comentarios
Cristo y solo Cristo🙌
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
Efesios 2:8-9
Gracias por su artículo Pastor Alex. Soy Pstor de la Iglesia Adventista, peor pocas veces leí algo tan atinado como lo que usted ha escrito. Necesitamos una verdadera reforma, un reavivamiento para dar el mensaje final a este mundo en llamas. Le comparto una de las declaraciones que más me impacta de la autora Elena de White:
“La mayor necesidad del mundo es la de personas que no se vendan ni se compren; personas que sean sinceras y honradas en lo más íntimo de sus almas; personas que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; personas cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; personas que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos.”
Dios lo bendiga en su ministerio.
Atte,
Carlos Velis
Soy Adventista del Séptimo Día y estoy totalmente de acuerdo en lo que expresa en este anterior escrito. Debemos no sólo continuar la OBRA sino tambien TERMINARLA basándonos en LA SOLA ESCRITURA. Abrazo.. Bendiciones.
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Luca Cline
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Alyssa Pruitt
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Riley Ward
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