¿El tiempo es dinero?

Cuando alguien dice: «el tiempo es dinero», y uno observa su actitud y modos de comportarse, pareciera que lo que dice realmente es: «Mi tiempo es valioso, el tuyo no. Ningún valor e importancia tiene para mí. Mientras más pueda sacar de tu tiempo para favorecerme, mejor que mejor. No importa las necesidades que no pudiste suplir mientras aproveché de tu tiempo. Porque, el tiempo es dinero, y yo debo ganarlo a toda costa.»

La frase, que tiene un origen particular, no pienso que sea en sí misma mala. Toma eco de la verdad bíblica que señala que el tiempo debe ser productivamente aprovechado, aunque falla al señalar que solo es verdaderamente productivo si genera riqueza material. 

Dejando de lado aquello, me llama la atención como nosotros, los seres humanos, la podemos llevar a su peor extremo cuando nos dejamos gobernar por el egoísmo y la avaricia, características tan arraigadas en nuestra naturaleza pecaminosa.

Y surge una pregunta: ¿Cómo puedo preocuparme en ser productivo con mi tiempo, y no permitirme caer en egoísmo, y aprovecharme de mi hermano? Pues creo que debo hacer un reajuste en la frase para indicar la respuesta: «El tiempo es cada segundo de existencia que se me da para ser productivo en darle la gloria a Dios y amar a mi prójimo». Mirar el tiempo de esta forma me llevará a no lamentar si estas dos prioridades principales en ocasiones me hacen «perder» momentos que podía dedicarme a mí mismo, o abstenerme de (sí, el dinero tiene su lugar e importancia, pero no es el meollo de la cuestión) ganar dinero para servir a otros, o dar dinero para ayudar con generosidad, o incluso perderlo por dar un oído al corazón de alguien atribulado, o pagar un poco más para reconocer el valor del tiempo y labor de mi prójimo.

¿Ustedes qué opinan?