Dios y la maldad en el mundo

¿Qué hace Dios con la maldad en el mundo? ¿Está inactivo? ¿Hay esperanza en este desastre? Lee nuestro devocional para meditar al respecto

POR BENJAMIN A. FIGUEROA

01/08/2022
“Lo que sí he llegado a entender es que Dios nos hizo perfectos, pero nosotros lo enredamos todo”. Eclesiastés 7:29

¿Dónde estaba Dios? ¿Por qué lo ha permitido? Preguntas muy comunes cuando se ve tanta maldad y desgracia en nuestro mundo.

Meditando en la historia de Jesús en la cual le hacen preguntas acerca de dos desgracias y Él responde, parafraseándolo: «no es que los que sufrieron y murieron hayan sido más pecadores que los demás, más bien, si no se arrepienten, todos perecerán de la misma manera.» (Lucas 13:3-5)

Luego de pensar en ello, he llegado a esta conclusión, y es esta: El Señor creó un mundo perfecto, y el hombre lo arruinó trayendo el pecado, la muerte y la ruina. En un mundo así, es imposible la felicidad absoluta ya que el caos ha sido desatado, es decir, las desgracias, maldad y sufrimiento han anegado este mundo y a todos en él, porque eso es una consecuencia del pecado.

Nos afecta a todos, la enfermedad, la violencia, la injusticia, la muerte. Si somos sinceros, todos aportamos aunque sea un grano de arena que en sumatoria conforman el gran desastre de este mundo. ¿Y qué hace Dios al respecto? Bueno, en primer lugar hay que ver qué, cuando el hombre se rebela contra Dios, Él como juez lo castiga, es decir, le permite asumir todas las terribles consecuencias. Todos, como raza, cargamos con las consecuencias globales del pecado. Pero aún así, veo que hay tres cosas que Dios hizo. 

Primero, nos dio una ley moral como método de contención para que no todo se salga de control. Todos estaríamos de acuerdo en qué, si obedeciéramos las leyes divinas, los Díez Mandamientos, o la Regla de Oro, o la condensación de la Ley en Amar a Dios y al prójimo, o la ley moral escrita en la conciencia, todas las desgracias se reducirían de manera extraordinaria. Han sido estas leyes las que han preservado sociedades enteras, y ha sido el olvido de estas leyes las que las han llevado a su aniquilación. Si los líderes mundiales hubieran amado a sus prójimos como a sí mismos, una bomba atómica no hubiera sido nunca una opción. Pero ya ven que, en conjunto, como raza, nos gusta saltarnos y romper estos muros de contención. Si rompemos el dique que contiene un río impetuoso, no debería sorprendernos que aquel río nos inundara y ahogara. Nadie es inocente.

Dejando de lado que la ley moral se constituye en una prueba de la existencia de Dios, ya que argumentar esto requeriría otra reflexión, la segunda cosa que Dios hace es cargar el sufrimiento sobre sí mismo.

Él carga la peor parte de nuestra consecuencia. Para poder eliminarla, se auto traspasa a sí mismo esa desgracia. Eso significa que Dios se hizo hombre y cargó sobre sí lo que los hombres habían generado. Carga con nuestro castigo. Experimentando el caos del mundo, da el primer paso para su extinción, y le da propósito al sufrimiento. Esto no elimina los males en el mundo actual, pero es la antesala para la tercer acción de Dios.

Con la muerte de Jesús y su resurrección, Dios crea una especie de grieta en nuestra realidad, una grieta por la que los hombres, si así lo desean, puedan entrar. Cuando confían en Jesús, se comienza un proceso en el que los va transformando, va eliminando la maldad de sus vidas, y les da de Sí mismo, comparte con ellos parte de Su Ser, y los va haciendo aptos para entrar por esa grieta, esa fractura que hay en el espacio-tiempo que nos lleva a vivir bajo Su realidad. ¿Por qué motivo? Porque el Señor Jesús cargó con el caos del mundo para eliminarlo un día, total y plenamente, destruir este mundo, creando uno nuevo, y destruyendo plenamente el muro que separa las dos realidades, la nuestra y la Suya, pues Él ha decidido unirlas para siempre. 

¿Por qué no lo hace de una vez? Porque pasar por esa grieta, volver hacia Dios, debe ser algo voluntario. Los que quieran transformación, la recibirán, los que no la quieran, bueno, tendrán lo que desean, un No-Mundo sin Dios ni Luz, sin contención de ningún tipo, un lugar sin restricciones a las consecuencias de la maldad. Serán abandonados a sí mismos, más eso es lo que escogieron, ellos eligieron el infierno. Un lugar apartado, en las afueras del Infinito, ya que aquella aberración no tiene cabida en el Nuevo Mundo que él está construyendo. Los que no quieran ese Mundo, estarán donde eligieron. ¿Tú, qué elegirás?

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